Lo que los corintios han experimentado mediante la proclamación del apóstol es el cumplimiento real de la profecía de Isaías. La acción salvadora final de Dios está teniendo lugar en el presente. Hoy es el tiempo aceptable de Dios para que los hombres participen gratuitamente de su reconciliación en Cristo.

La exhortación de Pablo y sus colaboradores no es inconsistente con la calidad de sus vidas. La conciencia del apóstol está limpia, en su conducta no podría hallarse ninguna causa real para el rechazo del mensaje. Pablo insiste en que la forma en que ha conducido su propio ministerio no constituye una piedra de tropiezo que pueda ser obstáculo para que los corintios reciban la gracia de Dios en la forma adecuada.

En cambio, él ha intentado de todas las maneras posibles reconocerse como un siervo de Dios, soportando privaciones y actuando con integridad, sin importar si sus propias experiencias en el ministerio eran agradables o dolorosas. En todos los altibajos de la vida y del ministerio como cristianos debemos actuar con integridad. Si no lo hacemos, nuestras vidas pueden convertirse en piedras de tropiezo para aquellos con quienes queremos compartir el evangelio.

Esto es un extracto del estudio publicado. Si lo desea obtener completo, le facilitamos la descarga.

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