Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré; Mateo 26:33
En ocasiones confiamos demasiado en nosotros mismos, y cometemos el error de expresar cierta infalibilidad sin darnos cuenta de ello, censurando lo que otros hacen, sin reflexionar que somos propensos a hacer aquello que censuramos que otros hacen. Por eso, nunca digas, nunca.
Como cumplimiento de la escritura del profeta Zacarías, Jesús anuncia que todos los discípulos se van a escandalizar de él; Zacarías 13:7, a lo que Pedro respondió con un rotundo, «…yo nunca me escandalizaré«. Probablemente Pedro no reflexionó sobre lo que estaba diciendo, al dar por sentado, que los demás discípulos harían lo que según él, nunca haría, negar que conocía a Jesús, rechazándolo; no considerando como dijera el apóstol Pablo, que también él podía ser tentado.
Pablo escribiendo en su primera carta a Timoteo le dice «ten cuidado de ti mismo…»; 1 Timoteo 4:16. Nuestra principal ocupación ha de ser por encima de todo, cuidar de nosotros mismos, rindiendo nuestras vidas diariamente al Señor que nos salvó, y que nos a de seguir salvando a causa de nuestra humana debilidad.
Jesús ilustró en cierto modo esto, al mencionar a un publicano que en lugar de justificarse asimismo expresando autosuficiencia, lo que decía rindiendo su vida era «…Dios, sé propicio a mí pecador«; Lucas 18:13 . Este reconocía la imperiosa necesidad que tenía de la ayuda divina en su vida, al considerarse un pecador, es decir, alguien propenso a pecar, y que necesita la ayuda divina cada día para no hacerlo. El escritor sagrado inspirado por el Espíritu Santo escribió «…No te apoyes en tu propia prudencia«; Proverbios 3:5.
Desconfía siempre de ti mismo, y busca siempre el amparo, el socorro y la ayuda de Dios en tu diario caminar.
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