Pablo, como es característico de él, comienza el tratamiento de este tema con una serie de preguntas que sirven tanto para lograr una respuesta como para enseñar. A la luz de la forma en que operaban los tribunales locales, no es de extrañarse que Pablo quede atónito ante el hecho de que algunos creyentes en Cristo se atrevan a ir a juicio ante magistrados elegidos anualmente y compatriotas ricos. Estos actuaban como jueces o jurados con gran parcialidad, y también podían ser sobornados; 1 Corintios 6:1.

Si los santos han de juzgar al mundo, entonces, seguramente serán competentes para actuar como mediadores en las acciones civiles que Pablo llama pleitos tan pequeños. Las expresiones que utiliza sugieren que sus juicios civiles son un fastidio más que un intento verdadero de arreglar las cosas; Daniel 7:22; Mateo 19:28; Apocalipsis 20:4. Pablo utiliza una vez más una de sus fórmulas argumentativas favoritas, ¿O no sabéis … ?, para señalar que, si los ángeles (esto es, a los ángeles malos) van a ser juzgados por los santos, seguramente estos últimos podrán resolver estas disputas; 1 Corintios 6:3.

Los santos participarán en la aprobación de la sentencia final que dará el Juez sobre aquéllos; Judas 6. Cuando surge un desacuerdo, dice Pablo, a los que para la iglesia son de poca estima, ¿a éstos ponéis para juzgar? Aunque los jueces seculares eran personas de alta posición en la comunidad, en la reunión de los cristianos la posición secular no tiene lugar. Pablo utiliza aquí la misma palabra que en 1:28 (nadie) en relación con aquellos a quienes la sociedad secular desprecia; 1 Corintios 6:4.

Esto es un extracto del estudio publicado. Si lo desea obtener completo, le facilitamos la descarga.

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