Pablo había recibido una carta de los corintios haciéndoles varias preguntas. Entre ellas había algunas concernientes al matrimonio, a las cuales él respondió en esta sección. No tocar mujer es un eufemismo que alude a las relaciones sexuales; constituye el reto espiritual de este capítulo. Independientemente de lo importante que pueda ser el sexo, se trata de un acto temporal que no forma parte de nuestra existencia eterna. El propio matrimonio es una institución terrenal; 1 Corintios 7:1; Mateo 22:30.

A continuación Pablo da una regla para evitar la fornicación, ya que esta era una tentación a la que estaban expuestos los solteros, por ser de práctica común en Corinto, diciendo: “cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido”. Además de esto, la fornicación era una práctica irregular en contraste con la unidad de la relación conyugal; 1 Corintios 7:2. El deber conyugal se refiere al acto sexual, el cual forma parte del matrimonio como un deber u obligación dado que el término traducido deber del griego ofeilo ὀφείλω significa deber, estar atado, obligado a hacer algo. Este es una expresión íntima de afecto entre el esposo y la esposa.

La Biblia lo llama un “misterio”, un privilegio por medio del cual dos personas, un hombre y una mujer, vienen a ser una sola; Efesios 5:32. Se abusa del privilegio cuando el hombre y la mujer no están casados y tienen relación sexual; 1 Corintios 5:1; 1 Corintios 6:16; entonces, algo que según el propósito de Dios debe traernos bendición, se convierte en causa de juicio; Efesios 5:5.

Esto es un extracto del estudio publicado. Si lo desea obtener completo, le facilitamos la descarga.

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