Deuteronomio 8:2

Te acordarás de todo el camino

La manera en que Dios nos guía, solo es visto en ocasiones como un castigo. Cuando el camino es penoso, angustioso, difícil, insoportable, de manera natural, no lo vemos de otro modo que como un castigo. Si bien es cierto, que como castiga el hombre a su hijo, así Dios castiga a sus hijos, no es menos cierto que este se presta como una oportunidad para desarrollar la fe y la obediencia.

El énfasis en estas palabras recae sobre la disciplina, lo cual constituye el otro lado del castigo que no solemos ver, que es el del inmensurable amor de Dios para con sus hijos. Como en otro lugar dicen las Escrituras, «Porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere»; Proverbios 3:12

Recordar el camino de la disciplina con tristeza, no es acertado. Por medio de este camino hemos podido ver, no solo el amor que Dios nos tiene, sino su fidelidad, y su cuidado. Aprender la obediencia no es un camino fácil, pero si de gran provecho para nuestras almas, en el que hay que recordar el amor y no el dolor.

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