Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante; Filipenses 3:13
Los logros no pueden influir en nuestro caminar de tal modo que nos impidan tener continuidad, porque nuestra meta está aún por alcanzar. Los logros son sólo etapas necesarias que nos conducen a la meta, pero no la meta misma, y así lo debemos considerar.
El apóstol habla de sus logros y descarta que ellos sean la meta. Como dijera Pablo a los hermanos de Roma, no nos debemos conformar, la satisfacción es la tumba de la continuidad, del progreso. Algunos confunden los logros con la meta, sirva el ejemplo de Elías. El triunfo sobre Acab y sus profetas no era la meta, era solo el cumplimiento de una etapa. Obtenido el triunfo debía continuar, pero no lo hizo; 1 Reyes 18 y 19.
Pablo se vio en la necesidad de hablar de sus logros y presentar sus credenciales ante la jactancia que muchos manifestaban de si mismos «Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más«; Filipenses 3:4, pues muchos veían y ven los logros como la meta.
Pero cuando Pablo menciona sus credenciales no lo hace para indicar que estas fueran su meta, sino mas bien para todo lo contrario, para manifestar que lo que el consideró como su meta entendió que en realidad no lo era, «Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida…»; Filipenses 3:7
Olvida los logros y sigue hacia delante, la meta está aún por alcanzar.