Joel 2:28
Derramaré mi Espíritu
Derramar en este contexto es un acto que alude a una dádiva abundante. Es un verbo que en las Sagradas Escrituras se usa en ocasiones metafóricamente, con el fin de ilustrar una verdad espiritual. Aquí el lenguaje no es metafórico, porque el Espíritu no es representativo, sino real.
El Espíritu de Dios, es el que derramado sobre los hombres, sin distinción, trae bendiciones espirituales abundantes en forma de dones. Estos no son recibidos por méritos propios, sino por la pura gracia de Dios, quién los reparte a cada uno cómo Él quiere.
Los sueños y las visiones son el resultado del derramamiento del Espíritu, con el fin de dar a conocer la presencia de Dios entre su pueblo. Los sueños y las visiones son las dos formas de revelación profética, mediante la cuál el indocto declara que Dios está entre nosotros. Por medio de su Espíritu, Dios quiere que el mundo sepa que está entre nosotros.