Apocalipsis 3:20
Yo estoy a la puerta y llamo…
El mayor deseo que tiene Jesús es el de tener comunión con los hombres, principalmente con aquellos que han decidido entregarle su vida a Él. Esa comunión se ve interrumpida en ocasiones, por el descuido y la autocomplacencia. Eso supone que Jesús quede fuera de nuestra vida y corazón.
Al quedar fuera de nuestra vida (a la puerta), Jesús trata de restablecer la comunión llamando, y diciendo: «Ábreme… porque mi cabeza está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche«; Cantares 5:2.
Aquel que oye su voz llamando, y abre la puerta del corazón, ve restaurada la comunión con Él (entrara a él). Una vez dentro, Jesús dice:»cenaré con él, y él conmigo«, esto es, reciprocidad deleitosa.