Isaías 43:1
Mío eres tú…
En esta escritura sagrada, Dios se dirige a su pueblo como redentor, diciéndole «yo te redimí». La redención en hebreo גָּאַל significa aquí rescatar mediante la compra por precio. Queda demostrado más adelante mediante la frase «a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti»; Isaías 43:3.
Al estar cautivo, tenía la necesidad de redención, porque no podía pagar el precio de su rescate. Una vez pagado el precio del rescate (liberación), Dios se convierte en el dueño de su pueblo. Es decir, su pueblo es doblemente suyo. En primer lugar porque lo creó, y en segundo lugar porque lo redimió.
El amor es el detonante principal de este acto, en el que Dios dice: «porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé»; Isaías 43:4. Jamás olvidemos entonces cuanto valemos para Dios.