Juan 6:35

El que a mi viene, nunca tendrá hambre

Los hebreos tuvieron una relación especial con el pan durante su caminar por el desierto. En referencia a este hecho, le dijeron a Jesús, que Dios les dio a comer pan del cielo. Según ellos, ¿que pan podía ser mejor que este?

La realidad es que el pan es perecedero, aún el que según los judíos era de un carácter especial, «Y lo recogían cada mañana, cada uno según lo que había de comer; y luego que el sol calentaba, se derretía«; Éxodo 16:21.

El pan no es suficiente para vivir, porque no tiene la virtud de dar vida. Por este motivo Jesús les propuso establecer una relación con él. Jesús es el verdadero pan del cielo, el pan de vida, aquel que sacia y vivifica. Sólo hay que establecer comunión con él, para experimentar esta irrefutable verdad. El que lo hace, nunca tendrá hambre.

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