Juan 8:11
Ni yo te condeno…
Es un hecho, que solo alguien con autoridad puede pronunciarse respecto a lo que se denomina judicialmente una condena. Condenar era competencia de las autoridades romanas, como lo corroboran las palabras de Pilato a Jesús, «¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte?»; Juan 19:10.
Pero hablando de autoridad, Jesús respondió a Pilato que hay una autoridad mayor que la civil y que denomina como de arriba, «Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba»; Juan 19:11. Esto significa que la máxima autoridad es Dios.
Si Jesús (Dios) la máxima autoridad, no condenó a una mujer adúltera a morir lapidada, ¿porque entonces nosotros queremos a veces condenar a los demás? La función de la autoridad no es desterrar, sino recuperar al que peca. Esto fue lo que hizo Jesús y sigue haciendo, recuperar al que peca, para que no peque más.